No quiero que me quieras por ser bueno no lo soy
(nadie miente mejor que el que aprendió el oficio engañándose a si mismo).
No quiero que me quieras porque estoy
pues tengo la costumbre de marcharme casi sin remordimientos cuando alguien ignora mis indicios.
No quiero que me quieras solo por lo que escribo
(mis palabras son románticas rameras que dicen la verdad pero siempre me han consentido).
No quiero que me quieras por estar disponible
(no hay mayor egoísmo que sentirse necesario para quien te resulta imprescindible).
No quiero que me quieras porque te quiero.
El mercado de mi vida no funciona con trueques y el amor es más que un canje de prisioneros.
Ya lo dijo Sabina -mejor- en la canción que conocemos,
pero lo digo yo, que no aprendí a callarme a tiempo:
Yo quiero que me quieras como quieras como inventes
y sepas como menos te duela y te mate por dentro.
Yo quiero que me quieras como mejor te salga
como el peor secreto como no puedas querer de nuevo.
Yo quiero que me quieras a tu manera
aunque lo digas poco y lo sientas todo el tiempo
aunque nunca me escribas un poema.
No quiero que me quieras porque estoy enfermo sino porque no tienes más remedio.
Carlos Salem
No hay comentarios:
Publicar un comentario